Cuando se va a plantar algo surge siempre la duda de con qué hacerlo. Hay
mucha confusión con la terminología de los sustratos y he aquí el sentido de
este post, explicar de forma sencilla qué es cada cosa.
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Sustrato universal: es el sustrato en el que prácticamente
se puede plantar cualquier cosa. Está compuesto por distintos elementos y en
distinta proporción según el fabricante, pero normalmente la mayor parte de su composición
es turba, y lleva además perlita o vermiculita y distintos abonos (orgánicos o
químicos). La principal característica que lo distingue es que contiene
partículas minerales (perlita, vermiculita, que son derivados de las arcillas).
Se puede decir por tanto que es tierra. Su pH suele ser ligeramente ácido y no
es muy rico en materia orgánica.
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Mantillo o Compost: éste deriva de la descomposición
exclusivamente de materia orgánica (no lleva mineral) de origen vegetal y/o
animal. Las dos palabras (compost y mantillo) son en realidad lo mismo, aunque
se puede distinguir que el mantillo es un compost algo más descompuesto, a
partir de 9 meses de curación. Se utiliza para mezclar con el sustrato como
abono y proporcionar así una mayor cantidad de materia orgánica al suelo cuando
éste lo requiere. Pero ojo con él, porque si se usa en exceso puede quemar las
raíces debido a su acidez.
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Humus: es también un abono orgánico, producido por las
deyecciones de lombrices. El mucílago presente en sus sistemas digestivos
unidos a la materia orgánica digerida, proporcionan un abono suelto de gran
calidad. Ayuda a retener el agua en el
suelo, y por tanto aumenta la producción de frutas y verduras, ya que
proporciona reservas de líquido y carbohidratos a las cosechas.